martes, 2 de junio de 2009



Oh! hay estabas, pequeña y desprotegida.
Fui yo quien te dio vida, y no dejaria que frente a mi te extingas.
Sabia lo que necesitabas, y yo te lo aceraba aun antes de que lo pidieras.
Tu me pagabas con tus coloridos y alegre bailes.
Era muy gratificante y oír cómo te alimentabas.
Pero aun eras muy débil, y debí protegerte de las inclemencias.
Llego el momento en el que me permitiste verte crecer.
Yo no reprimí tus deseos, los alimente con antiguas y grandes vidas.

Por fin te hiciste fuerte.
Tanto, que sentí tu calidez muy cerca mío en esas noches de frio.
Con tu luz, me sentí protegido.
Mantenías cualquier peligro alejado de mí.
Me mostrabas el camino, no me dejabas tropezar.
Preparabas mi comida y me mantenías alegre.
Llegue a depender de ti, casi, para todo.
Si necesitaba preparar un té, debía recurrir a ti.
Destruiste las cosas que odiaba.
Pero había algo dentro de ti que no estaba satisfecho.

Una noche de viento, te volviste mi destrucción.
Se que no había sido tu intención.
Pero estaba en tu naturaleza.
Fue muy duro para mi, ver como lo hacías.
Acabaste con todo lo que conocía.

Una sensación de soledad me invadió al ver cómo te extinguías.